Pacientes con trastorno mental grave retoman su vida tras recibir terapia electroconvulsiva en el Hospital Juan Ramón Jiménez
Más de una veintena de personas con cuadros resistentes a tratamiento han experimentado una gran mejoría
Más de una veintena de pacientes con trastorno mental grave y cuadros profundamente resistentes a los fármacos y a la psicoterapia, han ido mejorando de su enfermedad hasta el punto de retomar su vida gracias a la terapia electroconvulsiva (TEC). Este tratamiento se viene aplicando el Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez en los tres últimos años con buena tolerancia y excelentes resultados.
En el 90% de los casos, la respuesta a esta terapia ha sido buena o muy buena, y los pacientes han experimentado un cambio radical en su calidad de vida. La mayoría de ellos tenían depresión mayor severa, esquizofrenia resistente o trastorno bipolar, entre otros diagnósticos. En este tiempo se han tratado 12 varones y 10 mujeres.
Algunos de los pacientes han podido retomar su actividad laboral, hacer deporte y, en general, han vuelto a disfrutar de su entorno familiar y social, del ocio, y de su hogar. Si antes pasaban buena parte del tiempo reingresando en la Unidad de Hospitalización de Salud Mental y acudiendo a Urgencias -algunos de ellos con riesgo suicida añadido-, la situación se ha revertido completamente y no han vuelto a precisar ingreso hospitalario.
Además, en muchos casos han reducido la carga de medicamentos que tomaban desde hace años.
La combinación de esta terapia junto a un abordaje interdisciplinar y la creación de vínculos terapéuticos con la familia y los pacientes han conseguido que, en definitiva, éstos hayan podido recuperar su vida.
La TEC es un procedimiento que se lleva a cabo con anestesia general y consiste en la estimulación repetitiva, por inducción eléctrica, de las neuronas del sistema nervioso central durante unos segundos, de forma controlada y ajustada a cada paciente, para desencadenar una convulsión breve de manera intencional. Esto produce cambios en la neuroquímica cerebral que pueden revertir los síntomas de algunas enfermedades mentales, si bien puede no funcionar en todas las personas.
La terapia se administra en el área quirúrgica por un equipo multidisciplinar de facultativos (psiquiatra, anestesista) y de enfermería. En función de cada paciente, se precisan entre 8 y 12 sesiones en total, repartidos en 2-3 por semana, variable en función de la respuesta clínica de cada caso. Si la evolución es favorable, se suelen dar sesiones de mantenimiento.
Al inicio del tratamiento, el paciente se encuentra ingresado en la Unidad de Hospitalización de Salud Mental, hasta que se produce una mejoría significativa que permite continuarlo con sesiones más espaciadas y de manera ambulatoria en Hospital de Día, volviendo a su domicilio en pocas horas.
De acuerdo a la evidencia científica disponible, la TEC está indicada en un número muy reducido de pacientes, si bien la eficacia se sitúa entre el 70 y 85% en estos casos. En concreto, pueden beneficiarse de la misma las personas con determinados cuadros profundamente resistentes (depresiones graves con inhibición extrema, algunos desórdenes psicóticos, trastornos bipolares y catatonías, fundamentalmente) con nula respuesta a la terapia psicofarmacológica, que es el primer tratamiento de elección.
Para los profesionales de la Unidad de Salud Mental del centro hospitalario, disponer de la TEC ha supuesto un antes y un después en el abordaje de la enfermedad mental grave en la provincia de Huelva, aumentando los recursos y el arsenal de tratamientos disponibles para mejorar la calidad de vida de dichas personas y sus familias.